Colectivo Mareira volvió para regalarnos una buena zambullida al doom más ceremonial con Wyatt E. La zambullida fue literal, día de muertos pasado por agua. Un día muy de Coruña, si me preguntan.
Sala Mardi Gras, noche cerrada y luz muy tenue. Echaba de menos un concierto en sala pequeña después de estos meses atrás esquivando a gente en festivales sin poder disfrutar tanto de la experiencia inmersiva que nos ofrecen estos géneros.
Tercera fecha de Wyatt E. en la península, acompañados por Deûle, banda encargada de abrir la ceremonia. Desde Francia y con una propuesta algo incalificable fueron de menos a más. El concierto empezó con la timidez típica y el silencio sepulcral de la sala. De primeras lo que más me llamó la atención fue encontrarme con muchos más blastbeats y mucho más noise de lo que había escuchado en disco. A través de atmósferas creadas con delay a una guitarra y mucho teclado haciendo a las veces de bajo, la banda de Lille logra llenar los huecos con un equipo bastante desarrollado. Elya, su vocalista, trató de comunicarse tímidamente con la audiencia y cumplió esa norma no escrita de soft-voice/hard-scream. Una performance muy enérgica del trío francés en la que se percibía una gran sinergia y compenetración. Por momentos vi flashes de sludge y crust y me animé muchísimo, quizás por eso mi sensación de que la actuación fue mejorando poco a poco… Pura subjetividad.
De Francia viajamos al 2000 a.C. para picar en las puertas de Babilonia y acceder a los jardines colgantes. Fue ver las túnicas y yo ya me había sugestionado por completo, solo veía piedras azules y mucho color. Miradas perdidas a través de las ropas que no buscaban cruzarse con otras. Con un crunch de guitarra y mucha reverb empezamos a acceder poco a poco a la historia que Wyatt E. quieren contarnos. Riffs orientales apoyados en golpes de timbal muy profundos que nos transportan inmediatamente. He de decir que siempre que veo una pandereta sobre un hi hat estoy muy pendiente de cómo se usa, y qué acierto para Wyatt E. sustituir en algunos ritmos las cajas por este sonido tan peculiar, pues es media atmósfera para su película.
Como en cada canción de doom experimental o post-metal, el concierto tuvo un desarrollo muy similar. Partes desahogadas que van creciendo con una tensión que espera explotar en algún momento. Y sí explotaba, el clímax llegó en dos o tres ocasiones donde los belgas se dejaron llevar contagiándonos el serpenteo propio de su música. Apoyados de teclados, controladoras y un amplio dosier de efectos Wyatt E. nos hicieron abrir los ojos para asegurarnos que aún seguíamos en la Mardi Gras y no a las puertas de una antigua civilización. Una hora en la que apenas pudimos aplaudir unas tres veces, ya sabéis lo complejo de las canciones largas, y pese a esto el concierto se hizo muy dinámico y en ningún momento se sintió demasiado denso. La ceremonia concluyó con una parte final apoteósica donde Sébastien von Landau se hizo cargo de llevar el peso de la performance a modo de líder espiritual.
Está claro que Wyatt E. no es una banda para todo el mundo. Se pueden quedar cortos para algunos oídos más del doom clásico o se pueden pasar de frenada para amantes del post-metal no muy fans de las performance ni los disfraces. El pasado miércoles en A Coruña dieron un concierto bastante correcto haciendo gala de su técnica manejando varios instrumentos de forma simultánea. Un trío muy apañado con unas baterías de lo más analizables, buena composición y buen desarrollo de las canciones. No es fácil meterse a hacer temas de más de diez minutos y además dotarlos de una pátina tan especial como la que nos propone esta banda de Liège. Ahora bien, quitándome el traje de músico, y teniendo en cuenta que no somos dioses, entiendo que pueda ser algo monótono por lo específico de su música.
A modo de despedida y casi como un deseo a futuro, qué alegría de que Colectivo Mareira vuelva y organice este tipo de eventos en una ciudad donde hace mucha falta. Un placer acudir y encontrarte a personas con las mismas ganas que cuando teníamos veinte años menos. Sin más, cierro al salir por la puerta de Ishtar…